Un vendedor puede ser simpático o simplemente educado, puede tener fluidez verbal o ser parco en palabras, puede escuchar activamente o asentir a los comentarios de su cliente, pero lo que nunca puede ser un vendedor es indiferente.
La frialdad en el trato aleja al cliente mucho más que cualquier error que podamos cometer. Una actitud fría, distante, indiferente a los problemas ajenos es lo contrario a esa empatía que siempre se busca en el vendedor.
Durante mis vacaciones he sentido en varias ocasiones esa frialdad de ser una más, un número, una molestia en el trabajo de la persona de turno y francamente, no me ha gustado.
Imaginaos la recepción de un hotel en el que entras y nadie te mira, como si fueras invisible. Después del buenos días de rigor, el indiferente de turno solicita el DNI, rellena el documento de rigor y te entrega las llaves. ¿Qué le costaría, me pregunto, añadir una sonrisa, un ¿qué tal el viaje? cualquier acercamiento para que el cliente se sienta más cómodo, más apoyado.
En el ambulatorio, una mujer se equivoca de fecha y va a tomarse la tensión un día tarde. La enfermera de turno no se digna ni escucharla, nada, "un error lo tiene cualquiera, vuelva usted mañana". ¿Se creerá esta profesional, por llamarla de alguna manera, que ha cumplido con su obligación siendo insolente y desagradable? ¿Tanto le habría costado decirle un "lo siento", "no puedo", "espere a ver si tengo un hueco". La enferma se hubiera marchado con otra confianza, con la ilusión de sentirse atendida.
¿Es tan complicado hacer la vida más agradable o fácil a los demás, especialmente cuando nuestra profesión es atender a los clientes?
Observo, tomo nota, me digo que la frialdad y la indiferencia son las causas de los más grandes fracasos comerciales. Hay que vibrar, hay que sentir, hay que hacer llegan al cliente nuestras palpitaciones y deseos, hay que ser uno mismo y hay que preocuparse por lo que nuestro cliente espera de nosotros en cada momento.
Comienza un nuevo curso, el éxito está ahí, esperándonos.También la felicidad.