El primer comentario que me llega a través del nuevo concurso en marcha responde a la pregunta qué le diría a alguien que se considera así mismo que no vale para vender para animarle.
"Tener un poco de cara y ser simpático".
Y es que la visión del comentarista es la que todavía existe en la calle: ¿el vendedor? alguien con mucha labia.
Pues no, me niego a aceptar esa imagen de unos profesionales que día tras día deben demostrar su valía, su fuerza de voluntad, su capacidad de trabajo y sobre todo, las ganas de superación en unos tiempos en los que no es fácil presentarse ante los clientes, escuchar todas sus quejas y lamentaciones sin que influyan en nuestro ánimo.
El vendedor profesional tiene mucho mérito, ahora, todavía más. Recordemos que continuamente estamos ejerciendo uno de los dos papeles: o el de vendedor o el de comprador. Eso significa que todos valemos para vender y no precisamente por nuestra labia.
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